Es una intervención terapéutica especialmente eficaz para aquellos que buscan una forma no verbal de explorar sus emociones y experiencias. Aunque es comúnmente utilizada con niños, sus beneficios pueden extenderse a cualquier persona que prefiera expresar sus pensamientos y sentimientos a través de medios creativos en lugar de las tradicionales conversaciones verbales. Aprende a lidiar con sentimientos como tristeza, ansiedad o enojo que no puedes verbalizar fácilmente, el juego ofrece una manera simbólica de explorar esos sentimientos sin la presión de tener que articularlos claramente. Puedes también representar situaciones o experiencias que están causando estrés o confusión, lo que te permite ver y manejar los conflictos desde una nueva perspectiva. El juego es un espacio natural para practicar la toma de decisiones, la resolución de problemas y la comprensión de las emociones de los demás, habilidades que pueden ser transferidas a las relaciones cotidianas. Además, el simple acto de jugar puede reducir el estrés, ya que fomenta la relajación y la desconexión de preocupaciones inmediatas, lo que te permite experimentar un descanso emocional y mental.